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Phaistos
en
"Proyecto
Tierra"
La
exposición
fue proyectada con motivo de la inauguración del nuevo
centro cultural Alhondiga Bilbao. El edificio , un antiguo almacen de
vino del siglo XIX ha sido reconstruido por Philip Starck, con la
función de ser un nuevo centro cultural en Bilbao. La
muestra comisariada por Alicia Chillida, reunió a la
socióloga Olatz González Abrisketa, los
arquitectos Ábalos & Sentkiewicz, SANAA, Emilio
Puertas o Santiago Cirugeda y los artistas plásticos Antoni
Muntadas, Lothar Baumgarten, Gordon Matta-Clark, José
Ramón Amondarain y Darío Urzay
Las obras exhibidas relacionaban, con una
mirada transversal, modelos
arquitectónicos, modelos pictóricos y escultóricos
y modelos antropológicos. El conjunto generó una
visión amplia respecto al motivo central de la muestra: el
planeta tierra.
Darío Urzay preparó para la
ocasión la doble obra
titulada
Phaistos. El motivo
hace alusión a las ruinas
griegas del antiguo palacio cretense del mismo nombre. El enclave
arqueológico, en su localización geográfica, es
objeto de estudio especializado y a la vez bien de consumo
turistico-cultural.
La idea de
ruina, aquí en la exposición, en otro contexto de consumo
cultural, es utilizada como modelo
alegórico de construcción sobre lo culturalmente
reconstruido. Una visión antagónica a la
fascinación
sentimental de la concepción romántica sobre un
pasado idealizado en
decadencia o nostálgico.
La instalación, compuesta por dos piezas autónomas del
mismo tamaño, ofrece una relación entre un plano
de suelo y otro de pared. Las dos partes funcionan una como un objeto
con dimensión de pared sobre el muro y otra como un objeto
con escala de suelo, sobre el pavimento de la
sala de exposiciones.
Para el suelo, Urzay utiliza un modelo relativo a la idea de proyecto
constructivo. Generando, por un lado, un suelo para ser pisado a
base
de losetas de cobre y, por otro, una representación
gráfica, vinculada a la idea de proyectar para construir.
Pero en la que en lugar de un plano de los edificios, cuyo uso habitual
es una descripción de proyecto
para construir en futuro, el
autor recurre a la idea de mapa a modo de elemento descriptivo de la
unión entrópica de colina y construcción
recons/des-truida.
El autor parte de un modelo tridimensional a partir de los planos
constructivos de la planta de los edificios del palacio. Este
gráfico y una imagen actual del estado de las edificaciones se
solapan y son erosionados mediante filtros de pixelización.
Gracias al software, el
artista obtiene un mapa topográfico de
elevación, correspondiente a un amplio fragmento de las ruinas:
una representación tridimensional muy similar al actual estado
del complejo arqueológico. Para obtener el diseño
cartográfico, Urzay recurre a un programa informático de
geografía,
cuyos algoritmos analizan las elevaciones de las ruinas, como si de
pequeñas montañas se tratara y genera las curvas de nivel
a partir de los datos de las alturas.
Sobre las losetas de cobre, el diseño se traduce a grabado. La
imagen
gráfica aparece como consecuencia de la erosion del ácido
en el material. El
resultado es un suelo real para ser pisado, -en el que quedarán
rastros lineales de las huellas de los que por él caminen- y, al
mismo tiempo, una plancha en la tradición del grabado, cuya
función, como dispositivo matriz, no ha concluido.
En la pared, está colgada una pieza pictórica de tres
metros y medio de alto.
Fue un suelo pisado durante su proceso de ejecución en el taller
del artista, donde la materia derramada continuaba sin orden fuera del
soporte, y sólo a partir del límite, hacia el interior,
quedaba estructurada como construcción de imagen/pintura.
El origen de la obra es una construcción geográfica: una
imagen de satélite de la zona donde está situado el
enclave arqueológico, degradada por ordenador, y en la que las
ruinas ocupan una parte muy pequeña dentro de la superficie
total. Poco a poco, el deterioro de la imagen aérea da paso al
esbozo de una nueva descripción,
que
no
deja
de
ser
la
imagen
de
un
modelo
de construcción artística: un
cuadro, a modo de fragmento histórico, en las ruinas
reconstruidas de la tradición de la pintura.
La última
capa de la pintura corresponde a las líneas, a escala natural
1:1, de una fracción de las curvas de nivel del mapa de
elevación anteriormente mencionado.
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